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Obesidad infantil: ¿Cómo prevenirla?

La obesidad infantil es un serio problema de salud que afecta a los niños condicionando su salud y desarrollo, según los datos que maneja la OMS (Organización Mundial de la Salud) en 2010 existían 42 millones de menores con sobrepeso, la mayoría de los cuales vivían en países desarrollados.

La obesidad infantil en España y en el mundo

En nuestro país la situación ha ido empeorando progresivamente en los últimos años hasta situarnos como uno de los países europeos con mayor índice de obesidad y sobrepeso entre los menores como consecuencia de la mala alimentación y la falta de ejercicio físico, lo que no deja de resultar paradógico ya que contamos con una tradición culinaria con un gran catálogo de productos saludables.

La clave principal para la prevención de la obesidad infantil es la transformación de los hábitos poco recomendables por otros más saludables.

Obesidad infantil

Cómo prevenir la obesidad infantil

Los padres y tutores de los infantes tienen un papel decisivo en la prevención de la obesidad infantil mediante la puesta en marcha de una serie pautas en distintas áreas destinadas a tener un control de lo que comen y al fomento prácticas saludables. Estas son algunas medidas que ayudan a prevenir la obesidad infantil:

  • Limitar al máximo todos aquellos alimentos que proporcionan muchas calorías y pocos nutrientes como las grasas saturadas en general, la bollería, los azúcares, pasteles, caramelos o refrescos.
  • No es recomendable eliminar por completo el consumo de ciertos alimentos poco recomendables en los niños como algunos dulces, ya que esto puede causar un fuerte rechazo entre los pequeños a la hora de consumir alimentos saludables, no obstante estos alimentos solo deberán proporcionarse en situaciones puntuales y en cantidades reducidas.
  • Conviene distribuir las comidas a lo largo del día en cuatro o cinco tomas, dando especial importancia al desayuno ya que es la primera comida del día, este debe ser abundante y completo.
  • No se debe utilizar en ningún caso la comida como premio o recompensa, esto puede crear un efecto devastador si los alimentos proporcionados no son saludables, esta práctica es especialmente nociva con los azúcares.
  • Comer siempre en familia, ya que de esta forma se tiene un control sobre como, cuanto y cómo se alimenta el niño.
  • Eliminar durante las comidas distracciones innecesarias que intervienen negativamente en el proceso de alimentarse correctamente como los juguetes, la televisión, etcétera, para que de esta forma el niño esté concentrado mientras come.
  • Fomentar conductas físicas activas en los niños desde pequeños con el fin de alejarlos del sedentarismo, por lo tanto hay que alejarlos de las videoconsolas y la televisión en la medida de lo posible y alentarlos a jugar al aire libre con otros niños y a hacer deporte.
  • Crear un ambiente relajado y propicio durante las comidas para que el pequeño asocie el hecho las comidas con algo positivo.
  • Enseñar al niño a que mastique correctamente los alimentos de esta forma sus digestiones mejoraran y esto repercute positivamente en la forma en que su organismo optimiza los nutrientes que ingiere.
  • Hacer que el niño participe en el “ritual de la comida” de tal forma que se sienta parte integral del proceso de tal forma que no lo viva como algo ajeno, desde muy pequeño debe ayudar a poner la mesa, aprender a utilizar los cubiertos y a mostrase respetuoso con el resto de los comensales
  • Las frutas, verduras, productos frescos, legumbres y alimentos saludables en general deben formar parte obligatoriamente de la dieta habitual, se recomiendan 5 piezas de fruta al día y comer ensaladas en las comidas principales.
  • La paciencia y la constancia son elementos claves a la hora de poner en práctica estas medidas, con el tiempo este esfuerzo hará que los niños interioricen y ejecuten estas enseñanzas de forma automática.

Estas son medidas que tomadas de forma conjunta ayudan a alejar a la obesidad de la vida de los niños, si bien algunas de ellas pueden ser a priori de difícil aplicación en un principio a medio y largo palazo pueden marcar la diferencia entre un joven o un adulto obeso o con sobrepeso y una persona con una vida plena y saludable.

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